ANIMALIA

COMER BIEN Y SANO

Por: Maricarmen García Elías

Desde muy pequeña odié la carne y los huevos, por supuesto es difícil cuando somos niños no comer lo que nos obligan a comer y poder comer todo lo que nos gustaría. Cuando pude decidir me volví completamente vegetariana y reforcé esta decisión al leer y ver las imágenes de maltrato animal en los rastros y granjas.

Esa ha sido una de las mejores decisiones en mi vida y siempre que puedo comparto los beneficios de este régimen alimenticio. La principal ventaja es que a un vegetariano jamás le afectarán las crisis alimenticias y eso lo noto ya como adulto. Cuando voy al súper veo caras de mortificación y angustia porque no les alcanza para comprar carne y ahora que subió el huevo las colas para adquirirlos a precio barato son enormes, afortunadamente a algunas personas no nos afecta esto.

Es triste que mucha de la población coma cada vez menos y siga trabajando las mismas horas por el mismo sueldo, pero ante esto hay soluciones. Uno de los libros de cabecera que debería leerse desde que podemos comprender lo que leemos es “¿Quién se ha llevado mi queso?”, en resumen, este libro narra la historia de unos ratones que deben enfrentarse a diversas pruebas para comer queso, hay un ratón que vive siempre confiado y acostumbrado a que se lo pongan fácil y cuando se lo quitan no sabe qué hacer y hay otros que saben afrontar los cambios.

Este ejemplo es muy parecido a lo que le pasa a mucha gente, los precios van a seguir subiendo y los sueldos van a permanecer igual porque vivimos en un país con un sistema económico muy complejo que no tiene para cuándo enderezarse, así que lo que debemos hacer es cambiar nuestras mentalidades y optar por sobrevivir con lo que tenemos y podemos. En el súper se antoja ir al área de frutas y verduras, el olor es tan fresco y rico que despierta el hambre, y realmente los precios y cantidades siempre son accesibles en comparación a la carne o los mariscos, pero las personas se inclinan por la carne.

Con una bolsa de soya puede comer, bien bien, una familia entera dos o tres días. Guisar las verduras no tiene tanta ciencia, sólo hay que condimentarlas bien. El resultado, un estomago satisfecho pero sobre todo un cuerpo sano si lo vemos por el lado de la salud y las finanzas. Claro, hay otros gastos como la luz, el teléfono, el gas, el agua, etc que desgastan nuestro presupuesto pero al menos la comida no tiene por qué ser un problema o una crisis si sabemos qué comer.

Por otro lado, indirectamente estos aumentos a la canasta básica deberían hacernos reflexionar en lo que hay detrás de la producción de estos consumos. Por ejemplo, hablemos del huevo, se denominan "gallinas ponedoras" las que se destinan principalmente a la producción de huevos. Su vida comienza en una incubadora en una granja de pollitos. Pero la mitad de los que salen del cascarón son machos, y los matan al cabo de uno o dos días porque no hacen falta. Cada año mueren millones. Los machos no sirven para el negocio de los huevos, y son demasiado pequeños para comerciar con su carne, así cada año se tiran millones de ellos a la basura para asfixiarlos, o se arrojan todavía vivos a unas trituradoras de alta velocidad.

Cuando las hembras están en edad de poner huevos, con unas 16 ó18 semanas, se trasladan a la granja de gallinas, una instalación que en general consiste en varios edificios, cada uno de ellos de la longitud de un campo de fútbol, llenos de filas de jaulas metálicas, apiladas a veces hasta el mismo techo: es lo que se llama "gallinas de batería". Estas jaulas tienen el suelo en desnivel, de forma que el huevo ruede hasta una cinta transportadora camino del siguiente paso de producción.

Para optimizar la producción de cada edificio, se encajan tantas gallinas en la misma jaula como sea posible, y cada animal dispone de una superficie similar a la de medio folio de papel. Las condiciones son reducidas e impiden al animal realizar conductas normales como anidar y asearse, ambas importantes para las gallinas.

Las jaulas se apilan unas sobre otras, y los excrementos caen a las de debajo. El amoniaco y el hedor de las heces contaminan el aire, y proliferan las infecciones y las enfermedades, como las graves y dolorosas que el amoniaco produce en la piel al fijarse en las plumas. Forzadas a una vida entera de pie, se les deforman las patas, el alambre corta sus dedos, que además se arquean y se convierten en garras al sostenerse en una superficie inadecuada.

La osteoporosis es una afección común en estas gallinas, ya que sus cuerpos pierden más calcio en la producción de cada huevo del que pueden asimilar en su alimentación. Una revista del sector (Lancaster Farming) afirmaba que "... una gallina gasta al cabo del año en producir huevos una cantidad de calcio superior a la de su propio esqueleto". La falta de calcio les provoca fracturas óseas, parálisis y la muerte. También por este apilamiento hay millones de aves que pueden sufren asfixia en las olas de calor, ya que no hay la ventilación adecuada.

Picarse unas a otras de forma constante es una de las reacciones de las gallinas para combatir el stress. Para reducir los daños derivados de esto, la industria de los huevos ha ideado un proceso: cortarles un trozo de pico. Con ello, le seccionan también las terminaciones nerviosas del pico, que puede degenerar en anomalías del tejido nervioso.

Se les corta un trozo de pico con una hoja al rojo vivo. No les dan calmantes, y algunas, incapaces de comer por el dolor, mueren deshidratadas y con el sistema inmunitario deshecho. Pero aún hay otra cosa más. Algunas de estas fábricas de huevos provocan la "muda forzada": se deja a la gallinas sin comer ni beber durante dos semanas, a oscuras, provocando que todas muden (cambien las plumas) a la vez, porque la muda hace comenzar de nuevo el ciclo de l apuesta de huevos cuando la producción baja, y así alargan la productividad económica de estos animales. Esta práctica, extremadamente cruel, se llama "muda forzada" porque hace que pierdan las plumas y un significativo porcentaje (25%) de su peso normal; de hecho, muchas (10%) mueren de hambre y deshidratación.

En comparación, las gallinas ponedoras de granjas más familiares, que no viven en jaulas, llevan una vida más normal. Tienen espacio para moverse y para aletear. Pueden socializarse y desarrollar conductas naturales como escarbar en el suelo y asearse. Pero después de un año o dos, las gallinas dejan de ser rentables y se envían al matadero, son las "gallinas gastadas". Sus huesos frágiles se suelen romper durante el manejo o ya en el matadero. En general, acaban siendo ingrediente de sopas, caldos o productos cárnicos similares debajo contenido en pollo, en lo que sus cuerpos pueden ir totalmente triturados para que el consumidor no detecte hematomas ni heridas.

Por todo esto y más, considerar NO comer huevo, que además es alto en colesterol, es una opción saludable para el bolsillo y el cuerpo pero sobre todo ayuda a salvarla vida de muchos animales que están expuestos a la crueldad

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